La financiación en la era digital

Hace algún tiempo, tomé la decisión de incorporar un enlace en mi sitio web para aceptar donaciones, lo cual generó algunas críticas relacionadas con la posibilidad de que esto afectara mi credibilidad al “vender mis escritos”. En este contexto, me gustaría expresar mi opinión al respecto.

Soy una persona común y no tengo el privilegio de contar con recursos económicos en exceso. Por lo tanto, no puedo darme el lujo de gastar sin restricciones. Debo preocuparme de pagar el alquiler, los costos de atención médica, la alimentación, los servicios básicos (agua, gas y electricidad), y entre otras cosas, el acceso a internet. Estos son elementos básicos para mi bienestar, aunque el último, el internet, además de ocupar mi tiempo, no me ofrece ningún beneficio tangible.

Actualmente, estoy cursando una carrera universitaria, lo que me lleva a trabajar en un empleo a tiempo parcial. Aunque inicialmente mi sitio web no fue concebido con la intención de generar ingresos, ahora, a pesar de ser mínimos, existen costos de funcionamiento que me gustaría que pudieran autogestionarse.

Muchas personas han crecido en un entorno digital donde no tenían que preocuparse por los costos asociados a los servicios de internet. Esto ha persistido durante tanto tiempo que ha dado lugar a la creencia de que el internet es tan valioso y esencial que sus servicios son inherentemente gratuitos.

No obstante, en la realidad, numerosos servicios en línea generan ingresos que no alcanzan para sufragar sus propios costos operativos. Muchas empresas tecnológicas operan con pérdidas considerables con el propósito de aumentar su base de usuarios y, posteriormente, obtienen ganancias al vender datos personales y mostrar anuncios de manera indiscriminada.

Es fundamental reconocer que alguien debe asumir los costos; el uso de un servicio no puede ser considerado una forma de compensación. La satisfacción del usuario no es suficiente para cubrir los gastos vinculados a servidores, ancho de banda y otros recursos necesarios.

Personalmente, me complace cuando tengo la oportunidad de financiar los gastos de mi sitio web y, en ocasiones, contribuir con donaciones a los servicios libres y gratuitos que utilizo. Es la única manera de que las cosas funcionen de manera sostenible.

En la realidad, los esfuerzos humanos tienden a favorecer los intereses de quienes sustentan la vida cotidiana. Desafortunadamente, mi visión idealizada de internet no es factible desde una perspectiva puramente financiera.

No tengo la intención de iniciar discusiones acerca de culpas o responsabilidades, ya que todos somos conscientes del papel que desempeñamos. Por mi parte, cada línea de código de mi sitio web se ha desarrollado con un propósito claro, y es lamentable que la experiencia de navegar en internet cada día sea peor.